Huir del hambre para curar en Argentina: la historia de los médicos venezolanos que ya trabajan en el país

Huir del hambre para curar en Argentina: la historia de los médicos venezolanos que ya trabajan en el país

Unos 250 profesionales de la salud atienden en distintas provincias, en zonas alejadas de los centros urbanos. Un programa de Migraciones promueve la reorientación de extranjeros según las necesidades laborales del interior

La primera vez que Willmer Bracho recibe el llamado de Infobae está viajando en colectivo desde el centro de Palpalá, a 15 km al sur de San Salvador de Jujuy, hacia una de las salitas sanitarias de la periferia de esa ciudad. Allí trabaja este médico venezolano desde agosto pasado. De 52 años y 23 de profesión, llegó a la Argentina hace dos años y medio. «Dejé Venezuela porque me iba a morir de hambre«, afirma enfático y amable durante la entrevista telefónica.

Especializado en obesidad, rehabilitación cardiopulmonar y medicina ocupacional, Bracho tenía una clínica de rehabilitación cardíaca y trabajaba como jefe de la Unidad de Fisiatría en un Centro de Alto Rendimiento de Coro, en la península de Falcón, sobre la costa oeste caribeña. «Después de 12 años, por la desastrosa situación social, económica y política en mi país, tuve que cerrar la clínica. Dejé todo empacado y me vine, solo, a Argentina con 400 dólares».

Willmer Bracho, médico venezolano que trabaja desde agosto pasado en Palpalá
Willmer Bracho, médico venezolano que trabaja desde agosto pasado en Palpalá

Bracho es uno de los casi 115.000 venezolanos que obtuvieron la radicación en el país -ya sea temporaria o permanente- desde enero de 2016, según los datos oficiales de Migraciones. Aunque se calcula que ya ingresaron al territorio argentino, al menos, 130.000. De ese total, 70.500 solicitaron la radicación el año pasado, más del doble que el año anterior. Alrededor de 4.500 son médicos, según los registros del organismo. Unos 250 se encuentran ya trabajando en el país, en zonas alejadas de los centros urbanos, de acuerdo al relevamiento de la Asociación de Médicos de Venezuela en la Argentina.

Al llegar a Buenos Aires y hasta que se fue a Jujuy hace siete meses a trabajar de médico clínico, Bracho hizo de todo. El «de todo» es literal: desde limpiar cañerías y trabajar de mozo, hasta arreglar lámparas, cuidar personas mayores y pasear perros. «El trabajo más digno antes de conseguir el puesto de médico en Palpalá fue en una farmacia, para el que hice un curso de auxiliar farmacéutico», relata.

Este médico que en su país, además, era profesor universitario, viajó a trabajar a Jujuy por la gestión de otra colega venezolana – Mariangel Medina- con quien egresaron de la Universidad Francisco Miranda. Ella ya estaba instalada en Palpalá, desempeñándose como pediatra en el Hospital local, junto a su marido ingeniero.

Bracho y Medina son parte de los 27 médicos venezolanos que comenzaron a trabajar a partir de los últimos meses del 2018 en una veintena de localidades del interior de Jujuy como Abra Pampa, La Quiaca, Maimará, Humahuaca, Ledesma, Casabindo, Perico, Susques, Paso de Jama y El Fuerte.

Sus sueldos rondan entre 60.000 y 80.000 pesos mensuales. A ellos se sumarán en las próximas semanas otros 15 profesionales que están terminado sus trámites de matriculación y ya tienen un destino asignado en zonas periféricas de la provincia.

Conválida express

Todos fueron contratados por el Ministerio de Salud de Jujuy en un acuerdo con el Ministerio de Educación de la Nación y la Asociación de Médicos Venezolanos en Argentina. Esta modalidad surgió a partir de una resolución de marzo del 2018 que habilitó un trámite más rápido para la conválida de los títulos de los profesionales.

La solicitud de esa revalidación la pueden gestionar las carteras de Salud provinciales directamente con Educación, cuando necesitan cubrir las demandas sanitarias locales. Este acuerdo permitió acelerar los tiempos para que los médicos venezolanos puedan homologar sus títulos, rendir el examen requerido, y obtener su matrícula. Hasta el dictado de esa resolución, la reválida del título debía hacerla cada médico extranjero en forma personal en una universidad argentina, y demoraba hasta un año y medio.

A esta iniciativa se sumó también la Dirección Nacional de Migracionesacelerando la tramitación de los DNI, primer paso para comenzar el proceso, y habilitando un canal de diálogo con la Asociación de Médicos Venezolanos en Argentina.

Bracho dejó en Venezuela a su hijo de 20 años, estudiante universitario y a quien aspira a poder traer a la Argentina en un futuro próximo. También tiene allá a sus padres, a una de sus hermanas y a sus sobrinos. No sabe cuándo podrá volver a verlos.

Con lo que gana como médico en Palpalá le alcanza para mantenerse y enviarles dinero para sobrevivir. El resto de su familia «es una ONU ambulante» -según sus palabras-, desperdigada en distintos países de la región, principalmente Colombia.

Frente a algunas críticas que surgieron por la llegada de médicos venezolanos a la provincia, el ministro de Salud de Jujuy, Gustavo Bouhid, explicó: «La posibilidad de contratar médicos venezolanos dispuestos a instalarse en zonas como La Quiaca o Susques es una oportunidad para dar respuesta a un viejo problema. Por una cuestión geográfica, tenemos lugares donde, más allá de la ronda médica que va una vez por mes, las personas no tienen acceso a un médico. Se han probado diferentes estrategias para tentar a profesionales de Jujuy a llegar a estos sitios, con ofrecimientos económicos diferenciados, pero no funcionaron. Ellos están dispuestos a hacerlo, ya sacrificaron mucho cuando se fueron de su país y están intentando empezar un nuevo camino, y para nosotros es una oportunidad. Están bien formados y tienen todos los papeles en regla».

Willmer Bracho medicos venezolanos (2)

El ministro de Salud jujeño, Gustavo Bouhid, junto a los médicos venezolanos Wilmer Bracho, Luisana Marcano y Mariángel Medina.

En otras provincias

El proyecto de convocar a médicos venezolanos para cubrir la demanda en zonas alejadas – y muchas veces inhóspitas- ya fue replicado en otras provincias.

Según el registro que lleva la Asociación de Médicos Venezolanos en la Argentina -que actualmente agrupa a 750 galenos residentes en el país-, en Corrientes ya están trabajando 21 profesionales.

«A Salta están llegando esta semana 15 médicos cuya matrícula les saldrá en estos días, y que ya están ubicados en distintos lugares para trabajar en la provincia», explica Bracho, referente en el NOA de la Asociación. «Otros 15 están terminado de tramitar su matriculación y comenzarán en Catamarca«, agrega.

La experiencia rionegrina

Estos distritos no son los únicos. A principios del año pasado, desde la cartera de Salud de Río Negro abrieron una convocatoria para contratar médicos con sueldos por encima de los 80.000 pesos para instalarse en zonas de difícil acceso. La oferta incluyó a los médicos venezolanos.

Hace 10 días, obtuvieron su matrícula provincial cuatro profesionales de ese país, que se suman a otros cinco que también acaban de cumplir con el requisito para ejercer en la provincia, tanto en el sistema público como privado. Son especialistas en pediatría y medicina general, que pasarán a desempeñarse en los hospitales de Cipolletti, Choele Choel, y Maquinchao.

Los 4 medicos venezolanos que ejerceran en Rio negro

Cuatro de los médicos venezolanos que ejercerán en Río Negro (Gentileza diario Río Negro)

En total, ya hay casi una veintena de médicos venezolanos trabajando en la provincia. Consultado por Infobae, el ministro de Salud de Río Negro, Fabián Zgaib, explica cómo fue el proceso: «Hace seis meses vino la gente de Migraciones a firmar una serie de acuerdos y avanzamos sobre la posibilidad de incorporar profesionales de la salud de ese país, de una lista de 200 que circuló. Hicimos entrevistas personales y seleccionamos, por el perfil y la especialidad, unos 27. Presentamos ante el Ministerio de Educación de Nación el pedido para la conválida de sus títulos, y ya salieron aprobados 19″.

Fabian Zgaib min de Salud Río negro

Fabián Zgaib, ministro de Salud de Río Negro.

El funcionario rionegrino advierte, sin embargo, que «no hay un acuerdo formal con Migraciones» para seguir sumando médicos venezolanos. «La incorporación de médicos viene a cubrir el déficit que tenemos en el sistema sanitario, por el incremento de la demanda y la apertura de nuevos servicios, tanto en medicina general como en ciertas especialididades como pediatría, terapia intensiva pediátrica, tocoginecología o neonatología. No se trata solo de venezolanos. El año pasado dimos de alta a unos 80 médicos, todos argentinos. En dos semanas, estamos inaugurando el Hospital de Allen, con 6.500 metros cuadrados», sostiene.

Desde la Asociación Rionegrina de Equipos de Salud (ARES), su presidente, el médico José María Alí Brouchoud, sostiene que no tienen objeciones a que profesionales extranjeros, «y menos venezolanos,» vengan a trabajar a la provincia. «Hay necesidad de ampliar la cobertura sanitaria y, de hecho, la mayoría de los médicos en Río Negro vienen de otros lugares», señala.

Sí explicita ante Infobae un reclamo que hicieron público: «Los residentes que se forman en el sistema público, en muchos casos como médicos generalistas, al egresar no tiene una oferta laboral por parte de la Provincia. Por eso, creemos que hay que favorecer que tengan una inserción laboral en el mercado local, aunque no en detrimento de nadie». También sostiene que «se debería hacer más atractiva la oferta laboral de la zona sur, muy desfavorecida, para que más médicos se radiquen en esa zona«.

La Provincia de Buenos Aires, el primer destino

Según datos de la Asociación que reúne a los médicos venezolanos en la Argentina, los profesionales que están trabajando en la Provincia de Buenos Aires ascienden a 138. El distrito fue pionero: los primeros comenzaron a hacerlo en agosto de 2017.

A diferencia de las vacantes en el interior del país, por la cercanía territorial,  la Asociación las fue detectando a partir de visitar a los directores de los hospitales del Gran Buenos Aires para conocer los déficit de las especialidades a cubrir.

Uno de esos médicos es Juan Villalobos, de 32 años. Vino a Argentina en enero de 2016. Si bien trabajaba como médico en San Cristóbal, Táchira, tomó la decisión de dejar su país «por el déficit hospitalario, la falta de comida y de medicinas. La situación política y social era y sigue siendo insostenible». Allá quedaron sus padres y una de sus hermanas. La otra emigró a España.

Trabaja en la guardia general del Hospital Domingo Mercante de José C. Paz, donde hay una decena de profesionales venezolanos. También cubre otra guardia en el hospital municipal de esa localidad del conurbano bonaerense, mientras cursa la especialización en inmunología. «Las condiciones laborales son buenas, el personal médico y de enfermería se han portado muy bien. No hubo discriminación«, relata en diálogo con Infobae. Y un dato no menor: con lo que gana, le queda dinero para enviarle a su familia.

Desde la Asociación Sindical de Profesional de la Salud de la provincia de Buenos Aires (CICOP), su secretaria general, Marta Márquez, afirma que  «no tienen ninguna objeción» a la incorporación de médicos venezolanos al sistema de salud público. «Nuestra preocupación es que su título esté homologado de acuerdo a las normas y convenios internacionales, y que estén contratados en las mismas condiciones que los médicos argentinos. No admitimos la precarización laboral«.

¿Déficit de médicos o de distribución?

Según un informe del 2017 de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización Panamericana de la Salud, Argentina tiene 168.000 médicos matriculados, lo que da una media de 3,6 profesionales cada 1.000 habitantes. Esta cifra se ubica entre las mejores del mundo.

Sin embargo, esos números difieren mucho según el distrito y reflejan la mala distribución de los profesionales en el territorio argentino. En la Ciudad de Buenos Aires hay 10,2 médicos cada 1.000 habitantes, lo cual deja a las provincias con una proporción por debajo de los estándares internacionales (2 médicos/1.000 habitantes). En Misiones, por ejemplo, la relación es de 2 cada 1.000.

Estas diferencias tienen un correlato en el lugar de radicación de los extranjeros. «De los 670.000 – incluyendo todas las nacionalidades- que ingresaron al país desde principios de 2016 hasta fines del año pasado, el 90 % se encuentran en la Capital o en el primer cordón del conurbano», explica Horacio García, director nacional de Migraciones, que impulsa un programa para reorientar a los migrantes según las necesidades laborales de las distintas provincias.

Horacio Garcia, director de Migraciones

Horacio García, director nacional de Migraciones.

En los últimos seis meses, asegura García, con esta iniciativa «logramos relocalizar a 250 extranjeros, en función de las demandas laborales en las diferentes provincias. No solo venezolanos, sino de distintas nacionalidades».

Este abogado destaca en diálogo con este medio que «ahora el trámite de radicación se inicia en forma electrónica y la residencia precaria se otorga en forma automática, una vez enviada la documentación requerida. Nadie debería estar irregular». También afirma que, además, «el migrante debe ahora poner su formación laboral para cruzarlo con demandas insatisfechas en las provincias. Deja su mail y se lo contacta. Entre los extranjeros hay mucha disposición a ir al interior».

Cuenta que por ejemplo, con este objetivo, está en conversaciones con el gremio de los peones rurales, UATRE, que -según afirma- «tiene una demanda insatisfecha en las provincias de 93.000 puestos de trabajo por la cosecha y la poda».

«La migración hay que entenderla como un hecho beneficioso para el desarrollo de nuestro país, que se formó por el trabajo de los inmigrantes. El antiguo Hotel de los Inmigrantes los recibía y buscaba darles, además de alojamiento al llegar, capacitación en un oficio. Y desde Retiro salían hacia otras partes de Argentina, para poblarla y ayudar a desarrollar el país. El desafío hoy es ése: pensar en serio en la orientación de los flujos migratorios en beneficio de todos«, concluye García.

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