Tenemos a los que podemos
Almeyda, como antes Gareca, se tira de cabeza a la Selección. En circunstancias normales, no serían primeras opciones.
Uno podría elogiar la nobleza de los tipos que, como Almeyda, enseguida se ponen a disposición de la Selección en un momento difícil: Argentina sacó el peor resultado de 2002 a esta parte, hay una generación -que ha llegado a ser considerada “brillante”- en plena retirada y un recambio tardío que aún no demostró si está a la altura de la camiseta. Hay una dirigencia poco confiable que se comió tres técnicos en dos años y está dividida en la búsqueda del cuarto. Y también hay que lidiar con el gataflorismo de una sociedad donde reina el deber ser hasta que llegan los resultados: todos piden proyectos serios y a largo plazo; todos putearon -luego del fracaso del Mundial- cuando se enteraron, por los cinco años de vínculo que le habían firmado a Sampaoli. Y habría que discutir si lo de Rusia fue fracaso: ¿estábamos para mucho más? Queremos seriedad pero no estamos dispuestos a aguantarnos los avatares del tránsito hacia el puerto deseado.
No es, ciertamente, el mejor contexto. Ni siquiera los dirigentes tienen claro qué quieren. O bueno, hay algunos nombres que les gustaría tener, como Simeone, Pochettino o Gallardo, y que parecen difíciles cuando no imposibles. Almeyda, en cambio, dice que vendría nadando. Gareca, más o menos lo mismo. Y seguramente Caruso Lombardi también: “Nadando, en bolas y en un mar de hielo”, podría decir como carta de presentación. En su momento, pasó con Martino. Luego con el Patón Bauza. El último de la lista es Sampaoli. Con mayores o menores méritos, unos y otros se tiraban de cabeza en las circunstancias que fueren por una razón principal: era, posiblemente, la única chance que tenían de llegar a ese cargo. ¿Eso invalida el gesto? De ningún modo. Pero la realidad es que, hoy, por todas aquellas cuestiones contextuales ya mencionadas, la AFA tiene a quien puede, y no a quien quiere.
Por: Antonio Serpa
Francotirador (OLE)